Esta semana se daba fin a la feria del arte Art Basel. Esta exclusiva feria de arte se celebra desde hace 45 años en Basilea. Este año se muestran 320 stands, en los que podemos encontrar multitud de obras, todas ellas valoradas en 3.000 millones de dólares (unos 2.600 millones de euros).
Hay que destacar la expansión mundial de art basel, debido a su gran éxito, a lugares como Hong Kong o Miami Beach.
La mayoría de las galerías plantean una estrategia similar, consiste en reservar durante todo el año muchas de sus mejores piezas para la feria. Obras de calidad, llamativas, pero sobre todo, muy caras. Este tipo de ferias provocan que el coleccionismo de clase media se vea muy perjudicado debido al alto precio de las obras, y sean los grandes privilegiados del dinero los que de verdad dominen las compras.
El sistema está pensado para atraer a coleccionistas con grandes recursos. Un ejemplo de ello es que un stand puede costar más de 70.000 euros resultando imposible que una galería lo amortice con obra marcada con un precio asequible.
En las últimas ediciones se ha visto un crecimiento significativo del peso del arte moderno y de postguerra frente a la avalancha de lo contemporáneo. Crecen los coleccionistas de artistas clásicos como Picasso, Giacometti, Miró… debido a los excelentes resultados de otros años en subasta. Los inversores que invierten tales cantidades de dinero en estas obras suelen ser rusos, árabes y estadounidenses.